lunes, 6 de julio de 2015

La Biblia y el Infierno

Hola de nuevo, queridos bloggers. El tema del día es "La Biblia y el Infierno".
¿Crees que exista el infierno? ¿ A dónde iremos después de la muerte? Varios se preguntan esto, y la Santa Palabra nos da las tan esperadas respuestas. 

Muchos creen que el Infierno no existe, y en caso de que existiera nadie iría a este horrible lugar,  ya que Dios es "tan bueno" como para mandar a alguien al Infierno. Y en ese caso, tienen razón. Dios no manda al Infierno a nadie. Tú te mandas solo. Lamentablemente allí ya no habrá vuelta atrás, ni oportunidad alguna. Se acabó. No existe el Purgatorio, ni la reencarnación. Bien dice en Hebreos 9:27
"...está establecido que los hombres mueran una sola vez y después de esto el juicio"


Normalmente Jesús, usaba parábolas para enseñar a la gente,  usando comparaciones fáciles de entender y comprender. El pasaje que ahora observaremos, no es una parábola, es una historia real.
En Lucas 16, 19- 31 dice:

Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.
 Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.
 Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado.
 Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
Hasta aquí, podemos observar que hay 2 lugares, a dónde uno puede ir, el seno de Abraham y el Hades. Pero tengamos algo bien claro, estos lugares son temporales, hasta que venga el juicio. Otro dato que podemos obsevar, es que el rico pudo reconocer a Abraham, por lo tanto, lo conocía y sabía de él. Mas por las circunstancias, da la aparencia de que no hizo caso, y se burló de Dios.
Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.
Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado.
Aquí nos damos cuenta que el Infierno es un lugar de fuego eterno, y desafortunadamente no hay nada que se pueda hacer. Los que sufrían injustamente, ahora serán consolados y los que hicieron oídos sordos a Dios, serán atormentados.
 Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.
En esta parte, Abraham le explica a Lázaro que por más que quisiera darle agua, no puede cruzar al otro lado, para ayudarlo, y mucho menos calmar su sed.
 Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre,
 porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.
Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos.
Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.
 Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.
Por último, podemos analizar que por más pruebas que le des a alguien, si no quiere creer no lo hará. Y no podemos obligar a nadie, solo nos queda orar por él.

¿Qué podemos hacer para no ir al Infierno?
Hay 2 pasos. En 1er lugar, arrepentirnos, darle la espalda por completo al pecado y dejar totalmente las malas costumbres.
Bien dice Juan 3:16


Y por último, creer. Creer que hay esperanza, que Jesús murió por ti y por mí, y con su sangre preciosa borra toda iniquidad que hay en nosotros.

Dios los bendiga, y saque todo orgullo de nuestros corazones, recordemos que todo se lo debemos a él, y sin él nada somos.

Dios los ama.

María, se reporta y fuera.


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