jueves, 9 de abril de 2015

El amor al dinero

Hola de nuevo,  mis estimados bloggers. El tema de hoy es "El amor al dinero". En 1er lugar, el dinero no es malo, sino ser ambicioso. ¿Qué es ser ambicioso? Es desear intensamente el dinero.
Como dice la Biblia en Mateo 6:24>> "Ninguno puede servir dos señores, porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o estimará a uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas"
No puedes servir al dinero y a Dios al mismo tiempo. O bien sirves a Dios o al dinero.

Al aceptar a Dios en tu corazón, aceptas amarlo y seguirlo. Esto significa servirle solo a él, y considerarlo nuestro único señor. Aunque tal vez no se den cuenta, las personas que aman al dinero, están dependiendo de este para ser felices. En otras palabras,si no hay dinero no eres feliz. Y eso no debe ser así, nuestro estado de ánimo debe depender de Jesús. En las buenas y en las malas, hay que tener una sonrisa en el rostro. Cada vez que te sientas triste ,recuerda esta frase "Dios te ama, así que sonríe" 

 Las personas que son avariciosas, aman tanto al dinero, que harán prácticamente lo imposible por conseguirlo. No les importará hacer daño a las personas, y más si se cruzan en su camino, aunque sean su propia familia. Y lo peor de todo es que una vez que hayan conseguido lo deseado, no se contentarán con ello y querrán más.
Nunca estarán satisfechos, y al final terminarán destruyéndose ellos mismos.

No estoy diciendo que los ricos son malos, varias personas millonarias le dan más prioridad a Dios que a ellos mismos. ¿Qué quiere decir esto? Déjame explicarte, imaginemos que tienes una fortuna de aproximadamente 400 millones. Y de estos 400 millones, inviertes 300 millones en Dios, y te quedas 100 millones para ti. Dios se dará cuenta de que aunque hayas aumentado tu dinero, no lo has dejado de lado. Y te seguirá bendiciendo. 


A continuación, veamos este pasaje:


Lucas 12:14 al 21



14 Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?
15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
16 También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho.
17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos?
18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes;
19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate.
20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?
21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.
En este pasaje, Jesús se encontraba hablando con sus discípulos, cuando un hombre le interrumpió.
Este había recibido su parte de la herencia, pero al no estar satisfecho porque deseaba tener más, le pidió a Jesús que interviniera como juez. Jesús pudo haber resuelto su problema sin ningún problema, sin embargo, en vez de eso les dijo : "Guardaos de toda avaricia" . Además, les contó la parábola del rico necio. Donde nos da a entender, que no nos enfoquemos en las cosas terrenales. Que el sentido de la vida no consiste en acumular bienes terrenales.

 Esta misma enseñanza es la misma para nuestro días, e 
inclusive el tener el dinero como a un dios hace que las personas se olviden de Dios, y esto fue lo que le sucedió a este hombre que quería que le dieran su herencia, pues su corazón había sido atrapado por la avaricia, ya que quería tener más y más dinero, para disfrutar de la vida en el futuro, pero su insensatez le trajo condenación a su alma.

 Y finalmente Jesús les dice: ”Así les pasa a todos los que amontonan riquezas para sí mismos. Se creen muy ricos pero, en realidad, ante Dios son pobres”(Lucas 12:21)
Bueno, eso es todo por hoy. Recuerden, no amemos al dinero, no sirvamos al dinero. En cierta forma, el dinero nos hace olvidarnos de Dios. Nos aparta de él. Y recién en tus problemas, te acuerdas que Dios existe. 


No lo olvides, Dios no te da la espalda, tú se la das. Tú te sueltas de su mano, tú te apartas de él.
Dios los bendiga, y los traiga de nuevo a Jesús, que es el único camino, para alcanzar la felicidad.
María, se reporta y fuera







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